jueves, febrero 21, 2008

La nihilización de la vida...

De cómo la vida nos la hacen nada, de cómo nos la vacían...

Como decía la vida hoy es la Vida cosificada del mercado capitalista. Esa Vida hurta mi vida, nos niega de continuo nuestras vidas. Ni vivir se nos deja si no es viviendo la Vida. Así, la vida encorsetada por la Vida deviene nihilizada. Ya Nietzsche preveía los derroteros nihilistas que amenazaban nuestro tiempo. El capitalismo, que se ha establecido en todos los rincones imaginados y por imaginar hasta el punto de confundirse con la realidad misma, que invade y somete con su propia lógica nuestra existencia, parece tener como correlato ideológico directo e inconfeso al nihilismo y su efecto de vaciado de nuestras vidas. La vida ocupada por el capitalismo tiene que habérselas con la relativización de todo valor, con la conversión en profano de todo lo que antes era sagrado. Pero el capitalismo también tiene su propio sancta sanctorum, tiene cotos reservados que permanecen ajenos a su propio proceso secularizador, allí alberga su propia ley económica y los espectros que ella dicta. El capital tiene su propio Dios, su propia espectralidad, cultura, como queramos llamarlo. No obstante, la vida, mi vida, nuestras vidas, ataviadas u ocupadas con los ropajes de este Dios no pasan de ser una nueva sustantivación de una vida mediada por una universalidad igualmente nihilizadora y despotenciadora. Es más, dentro de este proceso de nihilización general cabe cerciorarse también de la pérdida de fuerza, de vitalidad, sufrida por aquellas ofertas de vida e ideologías que, con sus respectivas concepciones del bien y del mal, son despojadas de su radical especificidad, aun siendo otrora subversivas y transgresoras, han sido finalmente absorbidas por la aspiradora nihilizadora del mercado capitalista. ¿No es el pluralismo, que hoy goza de tanto prestigio, una especie de remake del trasnochado liberalismo desgastado por la capacidad nihilizadora del capitalismo? Bajo éste las diferentes culturas e ideologías sólo son asumibles en su versión light, en la medida que renuncian a su sustancia y se despojan así de su radical otredad. Allí donde ninguna cultura, ideología, es tomada demasiado en serio, donde la creencia en los dioses es ya un ejercicio de cinismo, está presente la ideología del capitalismo global actual: el pluralismo.

Viene a mí la pregunta: ¿Qué hay de mi vida? Bajo este panorama, en medio del océano nihilista, resulta inquietante, por no decir aterrador, preguntarse por la vida propia, expresar qué alcanza a pensar y sentir uno mismo de sí mismo, de su propia vida. Resulta duro, muy duro, percatarse y asumir que nuestra vida se encuentra vaciada, que se haya disuelta en el ácido del océano nihilista. Aquí nos encontramos frente a la paradoja implícita en el saber que la vida propia nos está siendo hurtada por el capitalismo, que transcurre en una alienación existencial: por un lado, el miedo a saberse en la nada, el horror al vacío, puede contener el odio a la vida, llevarnos a adoptar la Vida que se nos impone como lugar de refugio desde el cuál evitar el drama nihilista, por otro lado, el saberse en la nada puede ser un acicate más que añadir a ese odio a la vida, a esa fuerza dispuesta a soslayar los límites nihilistas, puede llevarnos a hacernos cargo de nuestro propio existir, de nuestra vida, contra la Vida. Pero incluso asumida nuestra estancia en éste último paraje, en medio del odio a la vida, todavía me queda el interrogante por el camino que queda por andar, si lo hay o no, si debo o no arriesgarme a adentrarme en caminos sospechosos de llevar a la postre al mismo sitio del que se pretendía partir huyendo. Cualquier recorrido, cualquier propuesta política positiva, estará siempre bajo la sospecha de ser, de buen principio o al fin, absorbida por la realidad, por el capitalismo nihilizante. ¿Vale la pena correr el riesgo? En Artaud no habrá discurso, ni propuesta positiva alguna, sólo una apuesta por un inmanente querer vivir. Esto es quizá lo que haya que problematizar...

8 comentarios:

Ender el Xenocida dijo...

Esto es así porque se ve al capitalismo y sus consecuencias como algo diferente de la Vida. Es una fragmentación de la Realidad.

Por el contrario, el capitalismo es la Vida, ahora y aquí. Esto tienes sus implicaciones positivas y negativas, según el ámbito ético desde el que lo mires. Pero no hay ningún problema con la esencia de la Vida (en mayúsculas).

A partir de ahí, cualquier situación entendida como una oportunidad y no como una limitación nos salva del nihilismo.

Saludos.

Edmundo V dijo...

Creo que no has leído atentamente.

La Vida es justamente la vida cosificada que se nos vende, la vida desustantivada producida por el capitalismo. Esta Vida nos roba la vida, en tanto que arquetipo nihiliza, vacía, la vida.

A partir de aquí, en efecto, el capitalismo enajena nuestra propia vida, o para utilizar tú expresión la vida se fragmenta, se desdobla en una ambivalencia entre vida encorsetada por la Vida y vida que asume el reto de la vida más allá de la Vida.

Saludos lunáticos.

Anónimo dijo...

Yo opino igual. La Vida, es la vida que nos quieren vender los medios de comunicacíón, la publicidad, los bancos, etc. El desarrollo del capitalismo ha creado a sus propios siervos, es lo que creo. No me refiero a las personas inocentes que sufren directamente o indirectamente ESE desarrollo, sino en la que se inhibe de los problemas que causan sus actos.

Por lo tanto, creo que los límites donde nos podemos mover son los límites de esa Vida, dirigida por quienes sabemos.

Edmundo V dijo...

Gracias por tu comentario Sergio.

Ender el Xenocida dijo...

Para ti los límites son algo diferente de la Vida, para mí no.
La Vida que yo veo es la Vida vacía que vosotros veis más los límites más el sistema que genera esos límites.

Todo da como resultado Todo.
Luego, todo está contenido en mi Vida. No está vacía de contenidos: tiene los del pluralismo hipócrita, la deificación del mercado, la competitividad, la mercantilización de cualquier idea, etc... ¿os parece poca vida?

En todo sistema social tendremos límites. Otra cosa es que prefiramos uno u otro porque consideremos que unos límites son más o menos justos y satisfactorios. Por supuesto, éste no me parece muy satisfactorio.

El resto me parece sólo un juego del lenguaje con la palabra vida.

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo creo que haz leído demasiado Zizek.

Edmundo V dijo...

Aunque Zizek me parece un autor muy interesante, de algunas ideas que a mí particularmente me apasionan, cuando escribí estos ensayos acerca de la vida no lo tuve demasiado presente, al menos no conscientemente...

Sí está presente en cambio en otros breves ensayos de este blog. Creo que en algunos temas es un autor de referencia que es difícil soslayar, sobretodo si te interesa mucho la cuestión de la ideología, a la cuál, dicho sea de paso, no llegué por Zizek sino por Althusser y su lectura de Marx.

En fin, sobre gustos...

Muchas gracias por tu comentario.

alvaro dijo...

vida: el concepto de Vida es muy muy complicado. Necesita de una definición mas clara, pero creo que como la usais -como vida cosificada- no es lo mismo que vida orgnanica. Dice Santiago Lopez Petit en su "El infinito y la nada; El querer vivir como desafío" que esta palabra, concepto, "aparece como referencia esencial del discurso ético, del científico, y especialmente del discurso político. La vida entró en los mecanismos del poder -la vida cosificada de la que hablamos- del Estado cuando con la Modernidad empezó a desplegarse una tecnología política que actuaba sobre las poblaciones, y ya no simplemente sobre los cuerpos individualizados. A partir de entonces, y de un modo imparable, la gestión de la Vida, con todo lo que significa, ha venido determinando cuestiones tan dispares como la prohibicion o no del aborto o el tipod e guerras que una sociedad posmoderna está todavía dispuesta a apoyar. (...) Así, mientras avanzaba el desierto, an las metópolis se ha ido reforzando el espejismo de la Vida. La Vida sirve hoy para condenar y para denostar. Incluso se ha llegado al absurdo de sacrificar la vida a la Vida. Pero, ¿y si la Vida no existiera?, ¿y si la Vida no hubiese existido jamás? entonces habría que decir que la historia de la Vida es la historia de un gran error, un error que, sin embargo, actúa como uno de los principales horizontes de sentido de nuestra sociedad. Por eso hay que afirmar que la Vida no tiene nada de natural. Lo que no significa que genga que distinguir entre una vida puramente biológica y una vida social. (...) El objetivo de mi libro es, en primer lugar, mostrar a la vida que somos capaces de desnmascararla. Desenmascararla no es convertitrla en un juguete anuestra disposicón, es descubrir el continente que se alza mas allá de su tautología. La genealogía que llevamos a cabo nos deja ante su transparencia: "la vida es la vida", pero no puede ir más allá. Se requerirá, es enste punto, una "experiencia radical de la vida" que nos permita penetrar en la autotrasnparencia. Dado que el hombre anónimo (que somos todos) realiza -si bien de manera parcial- esta experiencia, se puede resumir el contenido del libro como: la radicalización de la crítica de la Vida que el hombre anónimo ya ha iniciado. Así nos topamos con la ambivalencia, con la dicotomia infinito y nada, con el querer vivir... Al final se habrá producido un desplazamiento fundamental, de la Vida al querer vivir. "

De aquí sacamos dos cosas: que la vida se a convertido en practica del estado (Biopoder), y que contra la Vida que estamos obligados a vivir tenemos que contraponer nuestro querer vivir como desafío, creación de nuevos espacios de interaccion y gestion política (asamblea constituyente, decian Trostky y Marx,) a la manera que supieron vislumbrar los llamados situacionistas.

"Vida vacia": aqui discrepo. no concivo el nihilismo como vaciamiento de la vida. La vida es algo diferente de una escultura, y cada individuo tiene que organizar su caracter, su personalidad. Su voluntad de poder. La Vida hoy esta rellenada se roles sociales, fantasias economicas, ilusiones espectaculares, deseos movilizados... desde la gestion de Biopoder (Foucault, no Harend). Contra este sometimiento habriamos de desocupar el poder, esto es, desacernos de imposiciones, roles, deseos impuestos por la cultura del espectaculo capitalista, y experimentar radicalmente la vida, el querer vivir... Hay que desocupar el poder que ha ocupado en cada organo de nuestro cuerpo.

GRACIAS POR ESTE BLOG. UN DIEZ.!!!!!