lunes, agosto 21, 2006

La ideología es al quehacer humano lo que la gramática al lenguaje


Esta cuestión fue tratada de manera magistral por el filósofo francés Louis Althusser (¡otro apestado!, ver mi artículo anterior «Alegato a favor de una filosofía subterránea»), inspirado por Spinoza, Marx y su contemporáneo Lacan, en su obra Ideologías y Aparatos Ideológicos de Estado. Cuando una persona habla no piensa el orden en que dispone las palabras, la gramática del lenguaje aflora desde lo desconocido del cuerpo, de manera misteriosamente automática. La ideología dominante, una vez alojada en nuestra estructura somática, funciona de manera similar a la gramática. Cuando el lector de este breve trabajo pasa su mirada sobre estas líneas, cuando estas palabras dispuestas negro sobre blanco no le aparecen como una amalgama de símbolos desordenada y sin sentido alguno, está operando de manera espontánea la ideología hecha gramática.

Ilustremos esto con un ejemplo sencillo. Un amigo invita a otro y éste al día siguiente, o al cabo de unas horas tanto da, plenamente convencido de que hace lo moralmente correcto, le devuelve la invitación con la mejor de sus intenciones pero sin que se haya planteado seriamente su acción, sin una reflexión crítica previa a su acto de buena voluntad. El sujeto primeramente invitado, como vemos, se comporta tal y como lo hacemos la totalidad de los humanos en nuestra vida cotidiana actual. Pues bien, toda esta práctica moral, que brota en apariencia de ese “yo autotransparente y autoafirmativo”, encuentra su explicación material en las relaciones mercantiles propias de la sociedad capitalista. Ambos amigos, sin percatarse de ello, han realizado un intercambio de equivalentes, característica elemental ésta, ¡y ellos sin saberlo!, de toda relación mercantil.

Para el materialismo filosófico, por tanto, toda práctica moral está atravesada por la ideología dominante correspondiente a las relaciones sociales que organizan la vida material de nuestra sociedad. Aquí se haya la explicación de la desconfianza que tuviera Marx, a lo largo de su vida, hacia la ideología en general y hacia la moral en particular.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

UNA COSA ES LA GRAMÁTICA Y OTRA ES EL VOCABULARIO

Comparto la desconfianza de Marx, si no directamente el rechazo, hacia la ideología y la moral, pero con el símil de la gramática de Althusser no estoy de acuerdo.

La gramática no tiene ideología, no se aprende sino que nacemos con ella. Aunque luego nos inculquen una de las muchas lenguas de Babel, esos mecanismos gramaticales misteriosos de los que hablas son anteriores incluso al hombre.

Se puede, sin embargo, decir sin miedo a equivocarse que "la ideología es al quehacer humano lo que la semántica al lenguaje."
Sin ideas, sin capacidad de abstracción, no tendríamos vocabulario. Todas las imposiciones sociales sobre nuestro pensamiento se hacen a través del vocabulario semántico de cada lengua.

La RAE, por poner un ejemplo esclarecedor, puede imponer, con más o menos esfuerzo, una palabra u otra en su Diccionario, pero nunca podrá imponerle a los hablantes una norma del tipo: "en castellano, el adjetivo se pone siempre delante del nombre." Quedaría muy bonita en su Gramática, pero nadie hablaría así.

Si puede, con insistencia, incidir en los aspectos gramaticales más superficiales, en los leísmos, loísmos, y cosas por el estilo, pero no más adentro. Pueden llegar incluso a nuestra subconciencia, pero más abajo, nunca. Y es allí donde creo que actúa la gramática universal, o, en palabras de Heráclito, la razón común.

También me uno a tu lema, pero matizando lo que me parece un exceso de patriotismo humano: "Soy cosa, y nada de las cosas me es ajeno," que le he escuchado decir alguna vez a Agustín García Calvo.

Saludos.

W.W.

Anónimo dijo...

El destino simbolico es la "gramàtica de la vida", como la ideologia a los hechos sociales y polìticos. "Destinologia, ciencia del destino". Face.

Anónimo dijo...

Aquí se HALLA la explicación...
¿HALLA O HAYA?