domingo, octubre 19, 2008

Crítica irreverente a un concepto de "historia"

Esto está escrito por mi "mujer", aunque a mí me gusta más decir mi "compañera", mi "amor", mi "todo"... en definitiva mi "bitácora" de viaje en tiempos de náufragos y perdidos.


Ahora resulta que el pasado ya no es Historia. Porque la Historia se investiga, se busca, se trabaja. Un recuerdo, una voz lejana, mi abuelo Antonio y sus siete tiros en la guerra civil, el Coronel Aureliano Buendía, el Cándido Volteriano, Edipo o el viaje de Odiseo. ¡Qué más da! Todos acabamos siendo piezas de museo.

Un estudiante de Historia de la Universidad de Barcelona. No fuma, no bebe, sólo se pregunta. ¿Por qué? En los medios de comunicación se manipula, se aferran a la libertad de opinión, pero se dicen mentiras, mentiras que paga alguien. Cuba, Irak, Palestina o Nueva Orleans. ¡Qué más da! La Historia ya no la hacen los pueblos.

Lo sibarita está de moda. La Historia es guay, yuppi, diversión, es un derecho de ocio. Uno observa y se calla. Las cacatúas andantes opinan. Pero aun callando no se pueden evitar las ganas de llorar. Entonces suena una canción de Calamaro Si te dicen que caí, y es verdad, y es verdad. No sientas ni un segundo más de lástima por mí que me voy a levantar . Ahí se te aparece la lástima de los que tuvieron memoria, de los que se compadecen de las víctimas, de los ninguneados. Ellos gritan y gritan y perjuran que ¡NO! Que se van a levantar. ¡Qué más da! La Memoria Histórica la hacen de los políticos.

En nombre de la Historia, la sociedad actual edifica escaparates. Guy Debord diría que La vida entera de las sociedades en las que imperan las condiciones de producción modernas se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo directamente experimentado se ha convertido en una representación . Y el trivial, y su ficha amarilla, para algunos, eso es la Historia.

¡Pobres humanitatis! Tan olvidados como la misma Historia. Quería escribir un discurso, una reflexión y la esperanza se me difumina. ¡Qué voy a decir yo!

Y recuerdo a Hobsbawm y me digo que aquella dimensión permanente en las conciencias humanas no está relegada a causas perdidas. Escogerán a la pobre Historia para subyugarla al control, al reconocimiento de infundamentos, para la justificación de intereses particulares o para la distracción de la ignorancia creciente. Pero aunque la llamen Historia, no será ese su estatus.

Debería acabar mi reflexión con una mirada al futuro, pero éste es tan incierto... Debería recordar aquí a muchos que han perdido el sentido histórico, no sólo por el desconocimiento errante y premiado, sino por la utilización del pasado como mero espectáculo. Pero prefiero reivindicar la función social que tendría que ocupar la Historia, sobre todo para no convertirnos en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada .

Y siendo espectros del pasado y desapareciendo como nubes que traen lluvia y amenazan, mi historia sobre la Historia se transforma, poco a poco, en pasado histórico.

2 comentarios:

Ender el Xenocida dijo...

Muy bueno el título, ¿cómo se os ha ocurrido? :-)

Shelley dijo...

Nos lo prestó un amigo ;)