viernes, octubre 13, 2006

Pensando el azar (III y fin)


"Ignorantia non est argumentum" (Spinoza)


Consideraciones ontológicas

En las posiciones filosóficas descritas pueden observarse concepciones muy diferentes entorno al azar. Ahora bien, nos ocupa en este apartado reflexionar acerca del valor ontológico y las consecuencias de las concepciones aristotélica y determinista.

Para Aristóteles el azar pertenece al ámbito ontológico, es decir, es algo que acontece en la naturaleza misma. Por el contrario, para el determinista el azar, en la medida que remite a la noción de ignorancia, esto es a la falta de conocimiento, queda en el plano lógico, en el ámbito subjetivo. En consecuencia, para el determinista el azar sólo puede ser pensado en tanto que concepto y lo único que tiene entidad ontológica propiamente es la causa eficiente.

Pensemos todo esto con un ejemplo e ilustremos las consecuencias de ambas concepciones. Cuando tiramos un dado al aire y obtenemos un determinado resultado podemos preguntarnos si el número que resulta de nuestra tirada es producto del azar, de cierta indeterminación inherente a la naturaleza, o de la necesidad.

Una opción -como hemos dicho- es pensar que el carácter aleatorio del número obtenido es inherente al experimento realizado, que pertenece a su naturaleza, que el resultado obtenido era una posibilidad entre seis. Es importante percatarse que esta forma de pensar hace una abstracción de las tiradas, se toman todas las tiradas como una tirada, se piensa en el "tirar un dado" en general, no se piensa aquí en cada una de las tiradas concretas. Esa idea general que contiene lo común a cada individuo, "tirar un dado", como lo común a todas y cada una de las tiradas, "el hombre" como lo común a todos los hombres, etc. -explica Aristóteles- es el objeto de estudio de toda ciencia. Ahora bien, aún estando de acuerdo en esta posición con el Estagarita, cabe preguntase aquí: ¿Qué relación hay aquí entre dicho concepto y la realidad ontológica? ¿Del conocimiento obtenido a partir de conceptos generales, “tirar un dado” en nuestro ejemplo, se desprenden resultados que podamos considerar con un valor ontológico? Un buen criterio, en nuestra modesta opinión, para determinar la terrenalidad, el valor ontológico, de un aparato conceptual es la experiencia. Podemos hacernos una idea del ácido sulfúrico como bebida tónica digestible pero la experiencia, rápidamente y posiblemente con algún que otro disgusto, nos hará cambiar de idea hasta dar con una representación más adecuada, a saber, la de dicho ácido como un compuesto químico altamente corrosivo. En este sentido, la experiencia parece confirmar el planteamiento de Aristóteles tanto en lo referente al valor de conocimiento que se obtiene de pensar la realidad a partir de conceptos generales tales como “tirar un dado”, “el hombre”, “el péndulo”, “el planeta”, etc. como, en consecuencia, de la consideración de que el azar remite certeramente al ámbito ontológico. Puede objetarse a Aristóteles en otro sentido, a saber, que en la medida que la ciencia se ocupa de la «especie», el azar, en tanto que accidental, podría pensarse que no es objeto de la ciencia. A juicio del Estagarita, pareciera que no trata la filosofía de lo accidental, esto es, del concreto, del individuo, por tanto, no hay posibilidad de conocer acerca de lo fortuito, esto es, en relación al hecho de que un hombre muera hoy o mañana, que una moneda lanzada al aire muestre cara o cruz, etc. Todo esto pertenece al ámbito de lo indeterminado y, en consecuencia, de lo inefable. Ahora bien, supuesto que el azar y la indeterminación tengan entidad ontológica también podría entenderse el conjunto de sus problemas (juegos de azar, física nuclear, bioquímica, etc.) como «especies» dignas de ser consideradas objeto de investigación científica.

Ahora bien, en línea con el determinismo, también puede meditarse el azar como una forma de pensar ese ámbito inefable, lo accidental, como un proceder conceptual que remite a lo ignorado de una realidad ontológica que funciona según la estricta concatenación de causas eficientes. Este otro punto de vista pone la atención en que no hay un “tirar un dado” en general sino sólo tiradas concretas y, por supuesto, tiradas concretas diferentes dan lugar a resultados diferentes. Lo aleatorio, el azar, por tanto, para el determinista, es una ilusión que se desprende del desconocimiento implicado en cada tirada concreta, responde a nuestra incapacidad para aprehender el concreto, esto es, cada una de las tiradas en su singularidad, con todas y cada una de sus determinaciones. Según mi parecer, ese poner el acento en el concreto y en nuestra ignorancia, más allá de la concepción determinista de la realidad de la cuál emana, puede resultar fecundo en un doble sentido. Por un lado, poner énfasis en el concreto, al margen de un racionalismo extremo, frena la reificación de los conceptos y, además, si bien ese “mirar” al concreto puede perderse en la contingencia no es menos cierto que aborda lo real desde otro tipo de perspectiva. Por otro lado, considerarse en la ignorancia siempre es un elemento estimulante y movilizador para el pensamiento. Sólo el que vive la sabiduría como ausencia siente hacia ella una inclinación, una predisposición erótica. Se ama verdaderamente aquello que no se tiene, lo vivido como ausencia -diría Platón-. No obstante, a modo de aclaración, apuntar que, según mi parecer, ninguna de estas dos consideraciones acerca del determinismo son contradictorias en modo alguno con la valoración hecha más arriba acerca del planteamiento de Aristóteles en relación a las «especies» como punto de arranque del conocimiento científico y al valor ontológico del concepto de azar.

Fin

4 comentarios:

Clara Chauvin dijo...

Gracias por el link.
Buen blog, tambien estas en los mios.

Saludos

Edmundo V dijo...

Gracias tb !

Anónimo dijo...

Hola somos estudiantes de bachillerato y estamos haciendo un trabajo de investigación sobre el azar en el mito de Edipo rey, nos ha gustado bastante el artículo, pero no encontramos la segunda parte; ¿podría mandárnosla? le estaríamos sinceramente agradecidas ya que es uno de los mejores articulos sobre el tema leidos hasta ahora.




Un Saludo

Edmundo V dijo...

Os adjunto las otras dos partes:

Parte II:
http://ediporey.blogspot.com/2006/10/pensando-el-azar-ii.html

Parte I:
http://ediporey.blogspot.com/2006/09/pensando-el-azar-i.html

Hay un último apartado que no publiqué y en el que trato un choque entre la noción de probabilidad según el famoso matemático soviético Kolomogorov y el sentido común. No lo publiqué por el formulismo matemático, era un engorro ponerlo aquí en el blog.

Si estáis interesados comentádmelo y dadme una dirección de correo a donde pueda enviaros el trabajo completo.

Saludos y gracias por vuestro comentario. Seguid pensando...