martes, julio 10, 2007

Maquiavelo: utopía y realismo político (II)

Maquiavelo, ¿un apologeta del pragmatismo político o, por el contrario, un pensador de las condiciones de posibilidad para hacer de ese lugar que no hay, del u-topos, una realidad?

Un importante contemporáneo de Nicolás Maquiavelo, Tomás Moro, pensará la ciudad a partir del género literario de la Utopía. Para Tomás Moro la Utopía se presenta aquí como ese no ha lugar que sirve de excusa para realizar una crítica mordaz a la política del momento y que además, por qué no, nos empuja a pensar un horizonte posible en el que se materialicen los ideales políticos de libertad, igualdad y justicia. El «maquiavelismo» por lo general ha intentado siempre desligar a Maquiavelo de toda consideración política que tuviera que ver con esa Utopía, con ese horizonte que no es pero que puede ser. La tradición cristiana occidental en la que nos encontramos inmersos nos ha presentado un pensador frío, calculador, inmoral, un Satán sobre la tierra. De hecho es la Iglesia de Roma la que crea el «maquiavelismo». Sin embargo, a mi modo de ver, tal y como ya he indicado, hay en el italiano un pensar la coyuntura política, la situación fáctica, de cierta manera y con vistas a que se haga posible el advenimiento de un horizonte utópico. Cuando Nicolás Maquiavelo propone Il Principe como única forma capaz de realizar la unidad nacional italiana restringe su pensar al estricto realismo, evita lo que él denomina «representaciones imaginarias» de las condiciones políticas que caracterizan la realidad italiana. Digamos que para Maquiavelo la salida a la situación sólo puede realizarse analizando la situación de manera realista y aceptando las reglas propias del juego político, aunque éstas ineludiblemente conlleven el mal, la crueldad, el engaño y la perfidia. De nada sirven las buenas intenciones, los discursos morales y ejemplarizantes sin son incapaces de dar con otra realidad que la que hay, sin son incapaces de plantear de manera viable una acción política destinada a la construcción de la unidad nacional italiana. Para la situación concreta y excepcional italiana Maquiavelo propone Il Principe. Ahora bien, ni siquiera el Principado, aún siendo en la situación dada la mejor de las opciones, es la forma política que más le agrada al florentino. Esto es fácilmente constatable a través de una lectura atenta de los Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio, donde, el pensador italiano, se nos muestra como firme defensor de la República, esto es, de una comunidad cuyo régimen político sea de libertad, igualdad civil y justicia.

En resumen, para el florentino hacer de la República una posibilidad y no una simple quimera exige realismo político. Aunque Maquiavelo no use el término Utopía, a mi modo de ver, lo importante es que subyace en el italiano un esfuerzo por pensar de forma realista las condiciones de posibilidad de su ideal político. Se puede objetar a este planteamiento el carácter netamente pesimista de Maquiavelo, su concepción cíclica de la historia y su convicción de que la corrupción es inherente a la cosa civil, que a ojos del italiano en particular la forma de Estado que denominamos República siempre desemboca en un gobierno licencioso y en la anarquía. No obstante, lo paradójico aquí es que son precisamente ese carácter pesimista del florentino y esa ley ontológica de la corrupción las que fuerzan a Maquiavelo a realizar el esfuerzo intelectual de pensar de manera realista las condiciones de posibilidad de un Estado lo más perfecto posible, esto es, lo más duradero posible en el tiempo y que, a poder ser, desemboque en una República. Este esfuerzo realista se le impone a Maquiavelo como consecuencia de la lógica de su propio pensar, dicho de otra manera, son las reglas que el mismo Maquiavelo impone a su pensar (pesimismo y corrupción ontológica) las que le obligan a pensar de manera realista el ideal político. En todo este empeño el florentino orientará su mirada -tal y como veremos- a Roma, Monarquía en su origen que deviene rápidamente República y ejemplo paradigmático de duración en el tiempo. El pensamiento de Maquiavelo no escapa a la ilusión utópica.

No hay comentarios: