René Descartes (1596-1650) es considerado el fundador de la Modernidad porque, entre otras cosas, realiza un cambio importante en relación a qué significa idea. Para el francés, igual que para los griegos, idea, «eîdos», significa definición, delimitación, resolución, tanto en relación al "que es" (claridad) como en relación al "qué es" (distinción). Ahora bien, la diferencia respecto a sus antecesores está en que para Descartes la idea, además de ser delimitación, es un contenido del pensamiento. No es casualidad que haya surgido, al hablar de definición, delimitación, etc. el verbo Ser. Para Descartes admitir que algo es es hablar de delimitación, definición, en cuanto al "qué es", significa que a ese contenido de la mente que hemos denominado idea le corresponde unos predicados determinados y no cualesquiera, que al predicar de ese algo, de eso que llamamos idea, lo que viene tras el «es...», sus predicados, son los que son y no cualesquiera, aunque no podamos dar dichos predicados. Estamos aludiendo claramente al carácter copulativo del verbo Ser.
Ahora bien, Gottfried Leibniz (1646-1716) va a plantear una cuestión que da una vuelta de tuerca más al planteamiento de Descartes. Reconocida la idea al modo cartesiano -Leibniz también era un moderno- ¿cuándo sabemos que realmente un contenido de nuestro pensamiento es una idea y no otra cosa? Por ejemplo, cuando pensamos un "círculo" cómo sabemos si, efectivamente, es una idea o no, cómo podemos estar seguros de que no es una mera presencia fáctica en nuestro pensamiento. ¿Son ideas los pensamientos expresados por «círculo cuadrado», «triángulo biobtusángulo» o, un caso más interesante, «decaedro regular»? Con los dos primeros casos parece obvio que no pero el caso del «decaedro regular» ya no resulta tan evidente. En resumen, Leibniz se va a preocupar por qué es realmente una idea, por discernir lo que es una idea de lo que no lo es.
Esta cuestión es importante y vamos a ilustrarlo con la Lógica. Un enunciado de la forma «un triángulo cuadrado es ...», con arreglo a la lógica contemporánea, siempre es verdad y ello porque «triángulo cuadrado» es algo vacío y el conjunto vacío pertenece siempre a cualquier conjunto que podamos imaginar. Leibniz, como Descartes, discreparía en este punto: Sólo es posible predicar de algo si ese algo es pensable.
Pongamos atención al siguiente silogismo:
Todo A es B.
Todo A es C.
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Algún B es C.
Todo A es C.
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Algún B es C.
Éste es un silogismo que admitirían tanto Leibniz como, por ejemplo, Spinoza. En cambio, para nuestra lógica es un silogismo erróneo, no recoge el caso en que A es el conjunto vacío. Insistimos, a la luz de la lógica contemporánea lo que es erróneo es el silogismo, no las premisas en sí mismas, de algo vacío está permitido predicar. Así pues, para nuestra lógica, podemos expresar los dos enunciados siguientes (premisas) :
«Todo triángulo con dos ángulos obtusos es una figura de dos ángulos obtusos»
«Todo triángulo con dos ángulos obtusos es un triángulo»
«Todo triángulo con dos ángulos obtusos es un triángulo»
Por el contrario, siguiendo el silogismo anterior, sería erróneo concluir que:
«Alguna figura de dos ángulos obtusos es un triángulo»
Para Leibniz esta manera de razonar por parte de un lógico contemporáneo sería incoherente, se hace uso del verbo Ser de formas diferentes en las premisas, de una parte, y en la conclusión, de otra parte. En las premisas el verbo Ser no implica existir, ni siquiera, se dota a A, a «triángulo con dos ángulos obtusos», del estatuto pensable. En cambio, en la conclusión, Ser implica otra cosa, a saber, no sólo pensabilidad sino también existir. Para Leibniz Ser debe tener el mismo estatuto en premisas y conclusión, a saber, pensabilidad, contenido válido del pensamiento, idea. «A es...» no implica que A exista pero sí que A es un pensable. Con este requisito, siendo coherentes en relación al Ser, el silogismo citado anteriormente siempre se cumple y, a la vez, se evitan absurdos pues carece de fundamento afirmar que «Todo triángulo con dos ángulos obtusos es...» pues «triángulo con dos ángulos obtusos» no es un pensable, no es una idea, no es un contenido válido de nuestro pensamiento.
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