lunes, septiembre 25, 2006

Dos sonetos tragicómicos


Tragedia y comedia, dos hilos que entramados conforman una única fibra llamada tragicomedia. Tristeza y alegría, desventura y fortuna, llanto y sonrisa... opuestos que se necesitan, que no pueden comprenderse si no es a partir de lo que son y lo que no son, de sí mismos y de su opuesto, ambas caras a un mismo tiempo, simultáneamente, sin excluirse recíprocamente sino, todo lo contrario, siendo una misma cosa...


SONETO DE JUAN LUIS RUBIO

Recién te vi, fui a darme con tu parra,
y al fruto de ella mi razón se aferra,
más ebrio cuanto más te sigo, perra,
bebiendo a sorbos versos en mi jarra.

Tu risa entre romances se me amarra,
y creo ya que mi pluma en eso yerra,
que, en tanto alarde, así mi fe se entierra
y no ve las sandeces que te narra.

En rimas de oro el seso despilfarro,
mi ingenio escurro en mi baba de perro
y, así, rastreo tu olor con este morro;

tropiezo con la mierda de un cagarro
y, a falta de ti, en ella me socorro:
festín de amor para ojos que yo cierro.


SONETO DE EDMUNDO V

La cura del amor es el olvido,
lanzar recuerdos al estercolero,
rehuir la compasión propia del clero,
odiar lo que a través de ella has vivido.

Mi poco seso no se haya perdido,
cansado estaba de tanto asidero,
de tantas mentiras y tanto pero,
no vale perdón si no se ha querido.

Su trasero merece una patada,
que tratada sea como ha tratado
cual gigante mierda a un palo pinchada.

Por sus gestos mi vida hubiera dado,
mas, morbosa ella, encontrose amarrada
cual vulgar lasciva a un falo empinado.

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